La Ilha de Santa Catarina, donde se asienta la ciudad de Florianópolis, es uno de los destinos más completos y encantadores de Brasil.
Sus casi 55 kilómetros de largo están abrazados por más de cuarenta playas, dunas imponentes, lagunas, senderos entre la Mata Atlántica y pequeños pueblos que aún conservan la herencia cultural de los colonos azorianos.
Es una isla que logra equilibrar la modernidad de una capital vibrante con la tranquilidad de villas pesqueras, ofreciendo al viajero una experiencia tan diversa como fascinante.
Playas para todos los gustos
La costa de la isla es un mosaico de escenarios naturales. En el norte se encuentran playas de aguas calmas y ambiente familiar, con buena infraestructura para quienes buscan comodidad.
El este, en cambio, se abre al Atlántico con arenas extensas y olas que atraen a surfistas de todo el mundo. Allí, Joaquina y Mole son dos nombres míticos del surf brasileño, con campeonatos y un ambiente joven y festivo.
En el sur, el paisaje se vuelve más rústico y auténtico: playas casi vírgenes como Lagoinha do Leste, accesible solo por sendero o barco, muestran un lado más silvestre de la isla. La Praia do Campeche, con su mar abierto y la vista hacia la Ilha do Campeche, encanta a quienes buscan un contacto directo con la naturaleza.
El oeste, bañado por la Baía Norte y la Baía Sul, es el refugio de las tradiciones pesqueras. Allí las aguas tranquilas son perfectas para paseos en barco, y los restaurantes junto al mar sirven ostras frescas, uno de los orgullos gastronómicos de la región.
Dunas y lagunas: paisajes de otro mundo
Uno de los lugares más impactantes de la isla son las dunas de Joaquina, que se extienden como un desierto dorado en medio del verdor atlántico.
No solo son un espectáculo visual, sino también un espacio ideal para la práctica de sandboard, un deporte cada vez más popular entre locales y turistas.
La Lagoa da Conceição es otro punto imprescindible. Rodeada de cerros cubiertos de vegetación, concentra bares, restaurantes, posadas y escuelas de deportes acuáticos. Allí se puede practicar windsurf, kitesurf o simplemente pasear en stand-up paddle, mientras se disfruta del ritmo relajado de este rincón que combina naturaleza y vida nocturna.
Cultura azoriana y tradición pesquera
Más allá de las playas, la Ilha de Santa Catarina conserva un fuerte legado cultural. A partir del siglo XVIII, inmigrantes provenientes de las Islas Azores se establecieron en la región y dejaron huellas en la arquitectura colonial, la gastronomía, las danzas folclóricas y las fiestas religiosas.
Barrios como Santo Antônio de Lisboa y Ribeirão da Ilha son verdaderos tesoros históricos. Sus calles empedradas, casas coloridas y pequeñas iglesias coloniales transportan al visitante a otra época. Ribeirão, además, es uno de los mejores lugares para probar ostras cultivadas en la propia bahía, servidas fresquísimas en restaurantes frente al mar.
Las tradiciones se mantienen vivas en festividades como la “Festa do Divino Espírito Santo”, con música, danzas y procesiones que muestran la riqueza cultural de esta comunidad insular.
Senderos y naturaleza preservada
La isla también es un paraíso para los amantes del trekking y el ecoturismo. Numerosos senderos recorren la Mata Atlántica y conectan playas escondidas, miradores naturales y cascadas. Caminatas como la que conduce a Lagoinha do Leste o el Morro da Lagoa ofrecen paisajes panorámicos inolvidables.
El contacto con la naturaleza se complementa con áreas protegidas, como la Ilha do Campeche, declarada Patrimonio Arqueológico por la UNESCO gracias a sus inscripciones rupestres. Allí, además de playas paradisíacas, se puede recorrer senderos guiados y descubrir la riqueza histórica de la región.
Cómo llegar a Florianópolis y moverse por la isla
Florianópolis cuenta con el Aeropuerto Internacional Hercílio Luz, que recibe vuelos diarios desde las principales ciudades de Brasil y algunos destinos internacionales.
Desde el continente, la isla está conectada por puentes que cruzan la Bahía Norte, lo que la hace fácilmente accesible en auto o bus desde ciudades como Curitiba o Porto Alegre.
Para recorrer la isla, lo ideal es alquilar un vehículo, ya que las distancias pueden ser largas y el transporte público no siempre conecta de manera eficiente todos los puntos turísticos. Otra opción muy utilizada por los viajeros jóvenes es el uso de aplicaciones de transporte, que permiten moverse con comodidad entre playas y barrios.
Una isla que enamora todo el año
Aunque el verano es la temporada alta, cuando la isla vibra con turistas brasileños y extranjeros, Florianópolis también ofrece atractivos fuera de esos meses. El otoño y la primavera tienen climas agradables y menos aglomeraciones, ideales para explorar senderos y pasear por barrios históricos. En invierno, la gastronomía cobra protagonismo, con festivales de ostras y camarones que celebran los sabores locales.
Visitar la Ilha de Santa Catarina es descubrir una combinación única: playas de ensueño, deportes y aventuras, tradición cultural azoriana y una ciudad moderna con servicios de primer nivel. Una mezcla que convierte a Florianópolis en uno de los destinos más irresistibles de Brasil.
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